sábado, 20 de enero de 2018

EL MAR NOS MIRA DE LEJOS. Una mirada llena de poesía sobre los últimos habitantes de Doñana



FICHA TÉCNICA
Título original: El mar nos mira de lejos. Año: 2017. Nacionalidad: España. Director: Manuel Muñoz Rivas. Fotografía: Mauro Herce. Música: Joaquín Pachón. Producción: Azhar Media, CTM Docs, El viaje Films, 59 en conserva. Género: documental / cine experimental. Duración: 93 min. Calificación por edades: Pendiente de calificar. Fecha de estreno: 19/01/2018.    

SINOPSIS
Entre el documental y la ficción, la leyenda de una antigua y olvidada civilización yace enterrada bajo grandes extensiones de dunas en el sur de España. Desde hace algo más de un siglo, varios viajeros han llegado hasta ese recóndito territorio buscando las huellas de antiguos pobladores, tal vez los restos de una ciudad sepultada por las arenas, o acaso una suerte de utopía extraviada. Ignorantes de esos mitos y de las ilusiones románticas de arqueólogos y aventureros, unos pocos hombres, apenas visibles entre los arenales, habitan hoy en soledad ese lugar frente al mar.

CRÍTICA
El mar nos mira de lejos es la ópera prima de Manuel Muñoz Rivas, aunque algunos de sus rasgos formales y estéticos, así como su mirada poética pueden resultar familiares para los espectadores que hayan visto películas como Arraianos (Eloy Enciso), Slimane (José A. Alayón) o Dead slow ahead (Mauro Herce), puesto que todos estos cineastas se formaron juntos en la EICTV de San Antonio de los Baños (Cuba), son colaboradores habituales -intercambiando los roles- en las mismas películas y conforman una “familia creativa”.
El mar nos mira de lejos es una película complicada, no apta para todos los públicos. No es una cinta que busque atrapar al espectador; más bien parece que quisiera repelerlo mediante un ritmo narrativo excesivamente lento, largos silencios y un argumento que se cuenta casi en exclusiva por la sucesión de imágenes, dejando un arduo trabajo para la mente de quien la contempla.   
Sin embargo, quien consiga mantener su mirada fija en la pantalla, se verá recompensado. Esa velocidad narrativa nos irá introduciendo poco a poco, casi sin darnos cuenta, en un mundo visual repleto de poesía.
El centro geográfico de ese universo se ubica en Doñana, en sus dunas y también en sus playas vírgenes. Entre esos parajes por donde casi nunca pasa nadie, con la excepción de algunos turistas o los peregrinos de la romería del Rocío, aún perviven algunas personas solitarias, últimos representantes de unos estilos de vida al borde de la extinción.
Las actuales imágenes en color contrastan con fotos en blanco y negro que nos llevan a tiempos pasados, a épocas en las cuáles los modos de vida que hoy languidecen eran la forma de vivir mayoritaria.
Por otra parte, las alusiones que se hacen en la película a los expedicionarios que han tratado de encontrar Tartessos, aún sin éxito, nos lleva a plantearnos cuánto quedará de esos mundos a punto de desaparecer; si, para los habitantes del futuro, no serán también leyendas imposibles de demostrar.

En definitiva, El mar nos mira de lejos es una película dura, reservada para un público minoritario puesto que exige mucho trabajo por parte del público; pero, precisamente por ello y gracias a una espectacular poética de la imagen, se convierte en una película difícil de olvidar. 


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